CUENTOS PARA TRABAJAR LOS DERECHOS DEL NIÑO
- PARA TRABAJAR LA IDENTIDAD
La
niña Sin Nombre
Con
este cuento se apunta a trabajar el
derecho a la identidad,
Había una vez una
niña muy pequeña que viajaba por el mar en un témpano de hielo muy grande. La
niña estaba sola. Se había perdido. Después de algunos días en el témpano
de hielo era ya más pequeño: se estaba derritiendo. La niña tenía hambre, tenía
frío y estaba muy cansada.
Cuando
el témpano de hielo se había deshecho casi del todo, unos pescadores
recogieron a la niña en sus redes. El capitán del barco le preguntó que cómo
se llamaba. Pero la niña no entendía el idioma del capitán. Por eso la
llevaron al jefe de policía. Nadie fue capaz de averiguar de qué país era la
niña; no entendía nada y, además, no tenía pasaporte. El jefe de policía
llevó a la niña ante el rey de aquel país y le explicó que no sabían de
donde era ni cómo se llamaba.
El
rey estuvo pensando un rato y luego dijo: "Puesto que es una niña, que la
traten como a todas las niñas..." Pero era difícil tratarla como a todas
las niñas, porque en aquel país todos los niños tenían nombre menos
ella......y todos sabían cuál era su nacionalidad menos ella. Era distinta de
los otros niños y no le gustaban las mismas cosas que a ellos. Y, aunque todos
la querían mucho y eran muy buenos con ella, nadie consiguió que la niña
dejara de ser distinta de los otros niños...
A
los pocos días, el hijo del rey se puso muy enfermo. Los médicos dijeron que
había que encontrar a alguien que tuviera una clase de sangre igual a la suya y
hacerle una transfusión. Analizaron la sangre de toda la gente del país......pero
ninguna era igual que la del príncipe Luis Alberto. Y el rey estaba tristísimo
porque su hijo se ponía cada vez peor.
A
la niña sin nombre nadie la llamó, pero, como era muy lista, comprendió en
seguida lo que pasaba. Estaba agradecida por lo bien que la habían tratado en
aquel país, así es que ella misma se presentó para ofrecer su sangre por si
servía... Y resultó que la sangre de la niña sin nombre era la única que
servía para curar al príncipe. El rey se puso tan contento que le dijo a la niña:
" Te daremos un pasaporte de este país, te casarás con mi hijo y desde
ahora ya tendrás nombre: te llamarás Luisa Alberta..."
Pero
la niña no entendía lo que decía el rey. Y el rey, de pronto, cayó en la
cuenta de que ella no necesitaba ser de aquel país ni llamarse Luisa Alberta...
Lo que necesitaba era volver a su propio país, ser llamada por su propio
nombre, hablar su propio lenguaje y, sobre todo, vivir entre su propia gente.
Había que intentar ayudarla, si era posible.
Así
es que el rey envió mensajeros para que buscasen por todo el mundo... y no
parasen hasta encontrar el país y la gente de la niña sin nombre.
Al
cabo de bastante tiempo, el mensajero que había ido al Polo volvió con la
familia de la niña sin nombre. Y por fin, la niña pudo reunirse con sus padres
y sus hermanos, que estaban muy tristes desde que ella se había perdido.
Todos
supieron entonces que se llamaba Monoukaki y que era una princesa polar. Lo que
todavía no podía saberse es si se casaría o no con el príncipe Luis Alberto
porque, al fin y al cabo, los dos eran demasiado jóvenes para casarse...
Idea
y texto: J.L. Sánchez y M.A. Pacheco.Este cuento forma parte de la serie Los Derechos del niño, cuentos dedicados a ilustrar los principios del decálogo de los Derechos del niño proclamados por la ONU
¿Quién Le Puso El Nombre A La Luna?
¿Quién le puso el nombre a la luna?
¿Habrá sido la laguna, que de tanto verla por la noche decidió llamarla luna?
¿Quién le puso el nombre al elefante?
¿Habrá sido el vigilante, un día que paseaba muy campante?
¿Quién le puso el nombre a las rosas?
¿Quién le pone el nombre a las cosas?
Yo lo pienso todos los días.
¿Habrá un señor que se llama Pone nombres que saca los nombres de la nombrería?
¿O la arena sola decidió llamarse arena y el mar solo decidió llamarse mar?
¿Cómo será?
(Menos mal que a mí me puso el nombre mi mamá.)
Mirtha Golberg
Derecho al nombre y nacionalidad
Cuento enviado por Elena
- PARA TRABAJAR EL DERECHO A LA INFORMACIÓN
- PARA TRABAJAR EL DERECHO CONTRA EL MALTRATO INFANTIL
Narradora Había una vez una niña que se llamaba Sofía…
Sofía- ¡Hola!Narradora Sofía tenía un perrito llamado Puchungo. Sofía y Puchungo salían al parque, jugaban juntos, se reían mucho, saltaban charcos de agua. Pero a veces, Sofía se enojaba y le gritaba a Puchungo.
Sofía -¡Callate, perro tonto!… ¡Me tenés harta!
Narradora Puchungo no entendía. Miraba a Sofía con ojos tristes y se quedaba calladito a sus pies. Entonces, Sofía agarraba un palo…
Sofía ¡Toma, para que aprendás a obedecer!
Narradora El perrito se escondía detrás de unas piedras llorando… Pero un día, Puchungo no aguantó más…
Puchungo - ¿Por qué me pegas si soy tu amigo?
Sofía- Porque… porque en casa también me pegan a mí.
Puchungo- No me pegues, yo te quiero mucho.
Narradora Sofía comprendió que a los animales hay que tratarlos con mucho cariño.
Sofía -Perdóname, Puchungo.
Puchungo -Escuchá, Sofía, te voy a enseñar unas palabras mágicas. Cuando alguien te grite o quiera pegarte… las dirás.
Narradora El perrito le dijo al oído las palabras mágicas y Sofía, muy contenta, volvió a su casa.
Madre -¿Dónde estabas metida, Sofía?
Sofía- Jugando con Puchungo, mamá.
Madre- Con ese perro sucio…
Sofía -Pero, mamá…
Madre -¡Callate, niña tonta!… ¡Me tenés harta!
Narradora -Sofía recordó las palabras mágicas…
Sofía ¡Mariposa, mariposa!
Madre -¿Qué decís?… ¿Cuál mariposa?
Sofía -Vos me das un grito y yo te doy una rosa.
Narradora La madre quedó sorprendida con el amor de su hija Sofía.
Madre -Perdóname, hijita. Yo te quiero mucho. Nunca más te voy a gritar.
Narradora Entonces, llegó el padre de Sofía. Venía cansado y de muy enojado.
Sofía - Hola, papá…
Padre -molestés. Andá a tu cama y no molestés…
Sofía -Pero, papá
Padre ¿Es que no entendés, niña tonta?… ¡Ahora vas a aprender a obedecer!
Narradora El papá ya estaba levantando la correa, cuando Sofía repitió las palabras mágicas…
Sofía -¡Mariposa, mariposa!
Padre ¿Qué decís?… ¿De qué mariposa hablás?
Sofía- Vos me das un golpe y yo te doy una rosa.
Narradora El padre quedó sorprendido con el amor de su hija Sofía.
Padre -Hija, perdóname… Yo te quiero mucho. Nunca más te voy a pegar.
Sofía -¿Y si te olvidas, papá?
Padre -No, ya no, te digo que…
Narradora Entonces, fue Puchungo el que habló:
Puchungo -Si a tu papá se le olvida, yo se lo recordaré.
Narraddora El papá abrazó a la hija y a la mamá con mucho cariño. Y el perrito Puchungo movió la cola contento, porque en esa casa nunca más se escucharon gritos ni golpes. Y colorín colorado, el cuento de Sofía se ha acabado.
Actividades con este cuento
Preguntas para la renarración del cuento
- ¿Cómo trata Sofía a Puchungo? ¿Por qué? ¿Cómo le responde él?
- ¿Cómo les gustaría que les traten sus papás, mamás y personas mayores? (El animador o animadora hace una lista con las respuestas y les señala que tienen derecho a ser bien tratados).
- ¿Qué pueden hacer las niñas y los niños cuando las personas mayores los tratan mal?
- Luego de escuchar el cuento, las docentes les indicarán que dibujen en un papel (o peguen, para lo que se llevarán las caritas dibujadas) una carita feliz o una triste según lo que sintieron con el cuento.
- Recoge y pega las caritas en la pizarra agrupando las tristes y las alegres. Pregunta: ¿qué los hizo sentir felices? ¿Qué les hizo sentir tristes? Va apuntando las respuestas.
- Luego, pregunta qué les hace felices en sus casas y qué les pone tristes. Hace el listado de las respuestas debajo de la correspondiente carita.
- Explica los derechos de las niñas y niños en forma asertiva. Por ejemplo: Derecho a que le den un beso antes de dormir. Derecho a no ser castigado por orinar en la cama.
Otra actividad: Puchungo y yo
- Representar el cuento de Puchungo cambiando la historia tal como les gustaría que fuera.
- ¿Cómo se sintieron en el nuevo papel de niña, de Puchungo, papá y mamá?
- Se pueden escenificar las situaciones de violencia con títeres y presentar tres posibilidades para prevenir la violencia: decir no, contar lo que ocurre, ir a otro lugar donde se sientan seguros.
MATERIAL PARA IMPRIMIR
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