Utilizar la palabra discapacidad. Como consecuencia de la carga negativa que conlleva la palabra discapacidad, se la ha querido reemplazar con expresiones como persona excepcional, persona con capacidades diferentes, persona con necesidades especiales, etc.; terminología eufemística que no recomendamos utilizar, ya que no solo representa erróneamente la realidad de la personas con discapacidad, sino que da a entender que la discapacidad es algo negativo en sí y que, por tanto, debe ser suavizada con un uso piadoso del lenguaje. Hablar de capacidades diferentes puede llevar a pensar en determinadas características sobresalientes, no habituales, a la vez que subraya la diferencia partiendo de un criterio de normalidad en cuanto al uso de las capacidades humanas. Por ello, aun queriendo ser inclusiva, resulta ser una expresión que no ayuda a pensar en la diversidad como algo propio del ser humano. Tampoco el concepto de necesidades especiales nos ayuda a pensar en términos inclusivos, ya que, en uno u otro sentido, todos los individuos tenemos necesidades que hacen a nuestra singularidad.
- Priorizar el concepto de persona. Es habitual que se aluda a discapacitado/a, dándole un sentido de totalidad subjetiva a algo que es solamente una característica o cualidad. Por esto es necesario referirse a persona con discapacidad, expresión que permite cuidar la individualidad del sujeto y ubicar a la discapacidad en su rol de cualidad que no determina, resume, agota ni define todo lo que un sujeto es o pueda llegar a ser. Es necesario que la terminología utilizada comunique que las personas con discapacidad son, ante todo, personas que viven, sueñan, estudian, piensan, trabajan, tienen familia y son parte de un todo. No son solo su silla de ruedas, su audífono, su bastón, su forma diferente de expresarse o comportarse en relación con estos objetos. Se recomienda entonces utilizar la denominación persona con discapacidad en lugar de discapacitado/a, así como también mencionar la deficiencia: persona con problemas de visión o discapacidad visual, persona con problemas de audición, persona con discapacidad intelectual, etc. En el caso de hablar de una persona con discapacidad visual, no se recomienda el término un/a no vidente, ya que su significado remite a una persona que no puede predecir el futuro antes que a alguien con dificultad en la visión. Tampoco se sugiere el uso de términos como incapacidad o invalidez, ya que conllevan una carga peyorativa al implicar la idea de una persona que no es capaz o que no es válida.
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