sábado, 30 de mayo de 2015

LEYENDA DEL PUENTE PEXOA

Leyenda del Puente Pexoa.
Dice la tradición que las tribus que habitaban el suelo del Taragüi, vivían en continuas guerrillas. El cacique "Azucapè" cayò vencido por el fiero "Pochì", guerrero ambicioso y de gran ascendencia entre los aborígenes del lugar. El vitorioso llevó a sus tolderías como cautiva, a la hija de "Azucapè", de nombre "Ariete".
Poco después enamoróse perdidamente de ella y quiso desposarla. La princesa india se negó a aceptar como esposo al matador de su padre. Así le hizo saber al pretendiente, agregando que prefería la muerte antes de entregarse a quièn odiaba con toda su alma. La rebeldía de la doncella indignó a "Pochì" quien, guiado por sus instintos malignos, dispuso el sacrificio de la joven cautiva. La misma seria arrojada esa misma noche a un zanjón de grandes proporciones para ser devorada por un enorme yacaré que allí moraba de tiempo inmemorial.
Pero...las víctimas de las crueldades de algunos hombres, siempre encuentran sus providenciales salvadores. Así sucedió también en esta leyenda: el indio "Pexoa", es el héroe de nuestra historia, que libraría de las garras del feroz saurio a la hermosa "Airete", quien atada de pies y manos se encontraba ya a punto de ser arrojada al zanjón, cuando de entre las filas de los guerreros del cacique "Pochì" surgió un indio corpulento de mirada de lince y pelos tan amarillos como el sol.
Velozmente corrió hacia el lugar del sacrificio y se tendió cuan largo era, uniendo con su cuerpo los extremos del zanjón, que como la boca abierta y voraz de un gigante, aguardaba a la inocente víctima. La hermosa "Airete" caminó un trecho sobre aquel cuerpo humano. Y asì al llegar al centro, una flecha cortò el aire y fue a clavarse en pleno pecho de la bella india, cayendo mortalmente herida al profundo zanjón. Su sangre se juntó a la corriente de agua que allí serpenteaba, como una víbora vestida de flores de irupé y camalotes.
El dios de los guaraníes, Tupà, que observaba la escena desde el infinito cielo, tocado en sus sentimientos de piedad, decidió premiar la acción del indio y lo transformó en puente. En Puente Pexoa, y para que este no estuviera solo, convirtió a la hermosa "Airete" en la corriente de agua limpia y cristalina, que pasa besando sus plantas como amorosa satisfacción de gratitud hacia el heroico indio Pexoa...

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