El
psicólogo noruego Dan Olweus fue el primero en estudiar la violencia
escolar, en 1973. Y para definir lo que habitualmente se conoce como
hostigamiento escolar o “bullying”, Olweus recurrió al término inglés
“bully” que significa matón o agresor. A partir de entonces, se entiende
por "bullying" a las conductas, entre estudiantes, que implican
intimidación, tiranización, aislamiento, amenaza e insultos a una
víctima o víctimas señaladas. Estas situaciones son frecuentes en los
centros educativos y ocasionan daños serios a las víctimas.
Olwues
dice que “un alumno es agredido o se convierte en víctima cuando está
expuesto, de forma repetida y durante un tiempo a acciones negativas que
lleva a cabo otro alumno o varios de ellos”. Y señala que una acción
negativa es todo lo que causa daño a otra persona de manera
intencionada.
El “bullying” puede ser practicado tanto por un chico como por un grupo.
Tipos de hostigamiento
Muchas
veces el "bullying" se produce por una asimetría en el poder entre
agresor y la víctima, que puede tener que ver con mayor fuerza física,
diferencia de edad, género, etnia, religión o estatus social de la
familia del chico.
La psicopedagoga Magdalena González y el
psicólogo Guillermo Pérez Algorta en la publicación Hostigamiento entre
pares “Una mirada desde la Psicopedagogía” indican que además de
víctima y victimario, intervienen en esta dinámica los observadores o
testigos que son otros alumnos, docentes, autoridades de la institución y
padres.
Señalan además que las instituciones educativas no son
ajenas al fenómeno social de la violencia, que ha cobrado relevancia en
los últimos años. “Vale aclarar que dentro de dichos ámbitos este
fenómeno no es nuevo, pero pareciera que ha ido cambiando en la forma
que se expresa.”, dicen.
González y Pérez Algorta aluden en su
publicación a una clasificación del hostigamiento escolar en directo e
indirecto. En ambos casos hablan de verbal y físico, pero con agresiones
distintas. Así, en el directo ubican al acoso verbal con insultos,
apodos, menosprecio y resaltar determinadas características físicas.
Mientras que el acoso físico consiste en empujones, patadas y puñetazos.
En el hostigamiento indirecto ubican al ques e da de forma verbal
verbal con rumores y mentiras; así como a la propagación de rumores
descalificadores y humillantes que apuntan a la exclusión y aislamiento.
También en el acoso indirecto señalan al de caracter físico que abarca
la destrucción “anónima” de materiales de estudio o pertenencias de la
víctima.
Entre los escolares, la violencia verbal es la más
frecuente, dicen los autores de la publicación. Esa conducta es seguida
del aislamiento social. Indican luego que en Uruguay, de acuerdo a una
investigación realizada en un centro educativo de Montevideo de
Enseñanza Media, se halló que los varones presentan, más que las chicas,
una actitud facilitadora de la violencia (32 % vs. 19 %),
comportamientos físicos y verbales, conjuntamente con un menor control
de impulsos (35 % vs.23 %). También que ellos duplican a las jóvenes en
pelear físicamente (43 % vs. 17 %) y hacer bromas a costa de los
compañeros (45 % vs. 23 %).
Señalan luego que en cuanto a las
influencias externas, la actitud conciliadora de los adultos es más
reconocida por las mujeres mientras que los varones tienden más que
ellas a vincularse con compañeros transgresores. Esta tendencia crece
regularmente con la edad alcanzando entre los 15 y los 17 años un valor
próximo a 40 %, frecuencia que casi duplica a la observada a los 11 y 12
años. Dicen además que las chicas expresan y manejan sus impulsos
agresivos en formas más adaptativas, lo que no quiere decir que sean
menos agresivas.
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